La tanatofobia es una forma de ansiedad caracterizada por el miedo a la propia muerte o al proceso de morir. También se la conoce como fobia a la muerte.
En el idioma griego, la palabra “Thanatos” se refiere a la muerte y “phobos” significa miedo. Así, la tanatofobia se traduce como el miedo a la muerte.
Tener algo de ansiedad por la muerte es una parte completamente normal de la condición humana. Sin embargo, para algunas personas, pensar en su propia muerte o en el proceso de morir puede causar ansiedad y miedo intensos. Así pues, si el miedo es tan frecuente e intenso como para afectar la vida diaria, entonces se considera un trastorno.
Una persona puede sentir extrema ansiedad y miedo cuando considera que la muerte es inevitable. También pueden experimentar:
En su forma más extrema, estos sentimientos pueden impedir que las personas realicen actividades diarias o incluso que abandonen sus hogares. Sus temores se centran en cosas que podrían resultar en la muerte, como contaminación u objetos o personas peligrosas.
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La tanatofobia también puede tener sus raíces en los temores de lo desconocido. Es parte de la condición humana querer conocer y comprender el mundo que nos rodea. Lo que sucede después de la muerte, sin embargo, no se puede demostrar de manera inequívoca mientras aún estemos vivos.
Al igual que el conocimiento, el control es algo por lo que los humanos luchan. Sin embargo, el acto de morir está completamente fuera del control de cualquiera. Aquellos que temen perder el control pueden intentar mantener a raya a la muerte mediante controles de salud rigurosos y, en ocasiones, extremos, y otros rituales.
Con el tiempo, es fácil ver cómo las personas con este tipo de tanatofobia pueden estar en riesgo de padecer trastorno obsesivo-compulsivo, hipocondriasis e incluso pensamiento delirante.
Algunas personas con un aparente temor a la muerte en realidad no temen a la muerte misma. En cambio, temen las circunstancias que a menudo rodean el acto de morir. Es posible que teman un dolor agobiante, una enfermedad debilitante o incluso la pérdida de dignidad asociada. Este tipo de tanatofobia puede identificarse a través de un cuestionamiento cuidadoso sobre los aspectos específicos del miedo.
Muchas personas que sufren de tanatofobia no tienen tanto miedo a morir ellas mismas como de lo que les sucedería a sus familias después de su muerte.
Esto parece ser especialmente común en los nuevos padres, padres solteros y cuidadores. Es posible que se preocupen de que su familia sufra financieramente o que nadie esté cerca para cuidarlos.
El temor de un niño a la muerte puede ser devastador para los padres, pero en realidad puede ser una parte saludable del desarrollo normal. Los niños generalmente carecen de los mecanismos de defensa, creencias religiosas y comprensión de la muerte que ayudan a los adultos a sobrellevar la situación. Tampoco entienden completamente el tiempo, lo que les dificulta aceptar que las personas a veces se van y vuelven.
Estos factores pueden llevar a los niños a un concepto confuso ya veces aterrador de lo que significa estar muerto. Si el miedo califica como fobia depende de su gravedad y del tiempo que haya estado presente.
Las fobias generalmente no se diagnostican en niños hasta que han estado presentes por más de seis meses.
No es raro que las personas que sufren de tanatofobia desarrollen también fobias relacionadas. Los miedos a las lápidas sepulcrales, casas funerarias y otros símbolos de muerte son comunes, ya que pueden servir como recordatorios de la fobia principal. El miedo a los fantasmas u otras entidades también es común, especialmente en aquellos cuya tanatofobia se basa en factores religiosos.
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